ELSA C. H.

De siempre me gustó mucho pintar; en los cuadernos del instituto siempre dibujaba ojos y cejas, debía de estar preparándome para esta etapa de la vida.  Me gustaba mucho todo lo que tenía que ver con algún tipo de arte, la pintura, la música, el diseño… pero mi vida se fue por otra vertiente, quizás por no atreverme a dar el paso a una profesión más artística o por incertidumbre.

Terminé haciendo magisterio, pero nunca llegué a ejercer como tal. En un momento de mi vida, tuve algunos problemas de salud, que me hicieron volver a amar la parte artística que tanto me gustaba y había dejado de lado. Empecé a dibujar mucho más y mi mente me decía que algo tenía que hacer con mi creatividad. Siempre me ha “obsesionado” el tema de las cejas, es como un pequeño TOC que tengo desde muy muy joven.

Por esto, empecé a formarme con grandes profesionales que aman su trabajo y transmiten ese amor en la enseñanza, un amor y felicidad que ahora yo transmito a mis clientas.